Si no ganamos es culpa nuestra

La colombofilia puede ser tan sencilla o tan compleja como cada competidor decida practicarla. Por qué digo esto,  porque todo indica que los principios de la colombofilia siguen siendo los mismos que escuche desde niño, lo básico.

Sin embargo algunos insisten en descubrir un sistema mágico, que los lleva al éxito, e implementan 102 métodos para alcanzar el tan codiciado y perseguido triunfo, que obviamente nunca llegara de esa manera.

La vida misma tiene un principio de orden y equilibrio y las palomas no están exentas de ello, por tal motivo, por más que insistamos en dar grandes cantidades de vitaminas, reconstituyentes, estimulantes, drogas y demás ocurrencias en la comida, las palomas utilizaran  solo lo que requieren y el resto terminara en el piso.

Las palomas  mismas si aprendemos a observarlas nos indicaran que requieren, qué les hace falta para tener fuerza y dar ese plus final, o bien con su actitud nos dirán si están enfermas o se sienten mal.

La observación no es sólo verlas, pues implica palparlas, analizar sus carnes, sus secreciones, sus ojos, su nariz, su actitud.

Las palomas no son ‘Maquinas’ como algunos pretenden que sean;  por lo contrario se cansan, se deterioran, se enferman, se incomodan, sienten malestares, como cualquier otro ser viviente animado.

Cuando digo que los principios colombófilos son los mismos, me refiero a la cadena de seguimiento de las palomas que puede ser resumido en: Paloma-Salud-Nutrientes-Entrenamiento-Descanso.

Si se logra el equilibrio en estos cuatro conceptos; se obtendrá el mejor rendimiento de la emplumada, y llegarán los triunfos, de lo contrario, si alguno de los apartados muestra deficiencias, el fracaso es casi seguro.

Recuerda cuando te fue mal, que te falló y concluirás que fue uno de los conceptos básicos.

La colombofilia es un gran pasatiempo, pero como todos, tiene su grado de complejidad y solo quien logra el equilibrio de sus factores será el mejor.

Mucha suerte en la ruta de adultas 2019, éxito a quien más se esfuerce.

Por: Gabriel Reyes Anaya.